Magazine

Entrevista a Ferran Marsà, Consejero Delegado de La Llave de Oro

Ferran Marsà es tan encantador, elegante, articulado... Uno no entiende porqué es promotor en lugar de, no sé, diseñador de mobiliario o deportista de élite de alguna disciplina a la vez elegante, dura y finolis. Pero claro, ser la tercera generación -¡75 años!- de una promotora como La Llave de Oro supone soportar mucha biografía solidificada y estar llamado a liderar esta industria en, cuanto menos, Barcelona. No le vemos preocupado.
26 mayo 2020

¿Qué tiene de particular vuestra promotora que la distinga de otras?
¡Este año cumplimos 75! Creo que esto nos convierte en atípicos en el sector. Dicen que la experiencia es un grado, ¿no?

 

Háblanos del cliente al que os dirigís. ¿Quién es? ¿Qué busca en una vivienda?
Construimos hogares. Así que vendemos a gente que quiere comprar su casa. Es la compra más importante de su vida, y no sólo a nivel económico. Eso se traduce en personas muy exigentes y a la vez muy ilusionadas, y agradecidas, así que es fundamental empatizar con ellos, en lo bueno y en lo malo.

 

¿Dónde habéis promovido históricamente y dónde lo hacéis ahora?
Tradicionalmente nos hemos definido como una promotora y constructora de Barcelona y área metropolitana, pero el crecimiento nos ha llevado a ampliar el radio de acción. En su momento dimos un paso a Baleares, y ahora lo daremos hacia Madrid.

 

¿Innováis? ¿De qué manera o en qué?
No somos pioneros en innovación, pero innovamos a la par que el sector a nivel técnico y constructivo, como de diseño o digital. En cualquier negocio, dar la espalda a la innovación puede ser un gravísimo error.

 

¿Qué papel juega el diseño en vuestras promociones? ¿Trabajáis con arquitectos reconocidos?
Nos guiamos por la funcionalidad, pero sin darle la espalda al diseño. En la historia de la empresa se ha trabajado mucho con arquitectos muy reconocidos, pero sí es cierto que durante unos años nos dejamos llevar por una visión más de producción. Por suerte ahora hemos entendido que la belleza per se es importante. No nos olvidamos de que nuestro trabajo perdura en el tiempo.

 

¿Qué tres atributos deben tener siempre vuestras promociones?
Buena ubicación, distribuciones cómodas aun en pisos pequeños, y buenas calidades constructivas. Si una de estas variables no es posible, no compramos el suelo para construirla.

 

Te vamos a pedir algo de autocrítica: ¿Qué ha hecho mal el sector de la promoción para ser tan demonizado?
Fuimos los abanderados de una enajenación mental colectiva provocada por una avaricia irracional en los años del boom. Perdimos de vista que nuestro trabajo es hacer viviendas y nos dedicamos a fabricar pisos para inversores.

 

En el imaginario colectivo, el promotor inmobiliario sigue pareciéndose a Benito González, el protagonista de “Huevos de oro”: fanfarrón, excesivo, hortera… ¿Cómo es posible que se mantenga esta percepción?
Alguno así quedará. Había mucho promotor sin estudios venido de la nada que, con mucha astucia, levantó verdaderos imperios. Hoy en día creo que el sector está muy profesionalizado a nivel de cualquier otro sector. Pero hay sambenitos que se quedan para siempre.

 

¿Qué piensas que ha cambiado más en la obra nueva en los últimos 10 años?
Ha habido un salto cualitativo muy grande gracias a los códigos técnicos y a los avances en materiales y técnicas de construcción. Por ejemplo: los pisos de hoy en día están a años luz de los de hace 20 ó 30 años a nivel de eficiencia energética.

 

¿Y qué ha cambiado en las promotoras? ¿Qué hacen mejor que 10 años atrás?
Creo que escuchamos más. Nos hemos dado cuenta de debemos adaptarnos y hacer lo que el comprador demanda y no al revés.

 

¿Qué piensas del Co-living, el Co-housing, el Build-to-rent y otras nuevas formulaciones residenciales?
Me parecen soluciones muy interesantes. La forma que tendrán las generaciones del futuro de entender la vivienda no creo que case con la de hoy, debido a los hábitos de consumo, la movilidad, la configuración de las familias, etcétera. Pero el gran caballo de batalla para llevar a buen término estas nuevas soluciones son las restricciones legales. Las normativas limitan mucho a los promotores al explorar nuevas opciones.

 

Te quedas encerrado en un ascensor -¡no es de una promoción tuya, claro!- con José Luis Ábalos, ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. ¿Qué le dices?
¡Buena! Creo que si la espera fuese para largo, le hablaría de la necesidad de replantear el modelo de vivienda actual. Estamos sobre regulados con normativas que no ayudan a flexibilizar el mercado. Las limitaciones de precios de alquiler, las normativas que obligan al privado a hacer la VPO que la administración no hace, y la poca facilidad para hacer co-living o co-housing tienen un efecto directo en el precio final de la vivienda.

 

Cuéntanos tu historia. ¿Cómo empezaste en este sector?
Lo he mamado desde pequeño. Formo parte de la tercera generación de una empresa familiar. En las empresas familiares la linea que separa el ocio del negocio nunca está muy clara y al final acabas creciendo escuchando conversaciones de mayores sobre el tema. Poco a poco encaminé mi formación a poder formar parte de la empresa, con la ilusión de aportar cosas nuevas.

 

Desde la localización de suelo hasta la post-venta, ¿qué momento te gusta más de todo el proceso de promoción?
A mi me gusta la compra de la «materia prima»: los suelos y edificios. El primer paso.

 

¿A qué te dedicarías si no pudieras ser promotor/a?
Me gusta muchísimo el deporte. Seguro que estaría relacionado de alguna manera a ello. De hecho, hoy en día saco horas de donde puedo para dedicárselas a un negocio deportivo que me ilusiona.

 

Dinos un edificio residencial que te gustaría haber promovido.
Por apuntar alto, estaría bien haber hecho el edificio de Zaha Hadid en el High Line de Manhattan.

 

Va, demuestra a nuestros lectores que los promotores también tenéis alma: un libro, una peli y un disco (o canción).
Te voy a dar seis: Tres de “postureo” –”Rojo y Negro” (Stendhal); “Las Aventuras del Barón Munchausen” (Terry Gilliam); La Sonata a Kreutzer de Beethoven (me encanta la musica clásica)– y tres más “mundanas”: “Nos vemos allá arriba” (Pierre Lemaitre), “Master and Commander” (Peter Weir) y “Ara som gegants” (Joan Dausà).
Y de regalo, una serie: “The Young Pope” de Paolo Sorrentino, que me ha fascinado.

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER Y NUNCA ANDARÁS SOLA