Cómo comprar tu casa sobre plano y no palmar en el intento
Comprar sobre plano es para valientes. Chuck Norris compraría sobre plano. Bueno… no. Chuck Norris se hace la casa él mismo en dos ratos muertos. La realidad es que comprar una vivienda que, más allá de renders, visitas 360º y demás tecnología puntera, estás palpando en un trozo (grande) de papel, tiene su qué. Vas a contemplar esos planos cada día por un par de años, con una mezcla de ilusión y desespero. Y la finca donde se ubique, claro. ¿Vale la pena? ¿Es buena idea? Sí lo es (qué te vamos a decir… nos ponen los planos), te contamos por qué y cómo llevar a buen puerto la compra de tu futura casa.
Más barato y más personalizable
Es su principal baza. El precio suele ser un 5-10% más barato en comparación con viviendas de obra nueva ya construidas. El tocho, una vez edificado, se revaloriza fácilmente (siempre y cuando el ciclo inmobiliario vigente acompañe, claro). Y contarás con la gran ventaja de poder ir pagando de manera progresiva, a medida que la construcción va avanzando. Resumiendo, en tres pasos, sería:
- Reserva, generalmente por un importe máximo de 10.000€, pero siempre en base a lo acordado con la promotora.
- 10% al firmar las primeras arras.
- 10% a mitad del proceso de construcción.
Algunas promotoras ofrecen opciones de financiación de este 20% en cuotas mensuales, desde el inicio de la obra hasta su entrega. Y el resto, cuando se eleve la escritura pública, sea abonando directamente o mediante una hipoteca. No te pierdas nuestro artículo sobre el precio más allá del precio de tu casa nueva para ver resumidos los gastos adicionales que deberás afrontar.
Y qué mejor que comprar tu casa nueva pudiendo tener decisión (en cierta medida) en su desarrollo. La personalización de la vivienda es uno de los puntos a favor de la compra sobre plano, que te permitirá hacer algunos cambios en cuanto a distribución o acabados (colores, tipos de suelo, equipamientos…).
Checklist para una compra segura sobre plano
Como puedes imaginar, este tipo de compra exige un alto nivel de implicación y atención a todo el proceso por parte del comprador. Ten siempre a mano estos puntos clave:
- Análisis meticuloso de la promotora: razón social, solvencia e inscripción en el Registro Mercantil. Ten 100% claro quién está detrás del proyecto y se está llevando tus religiosos pagos a cuenta.
- Titular del solar: a nombre de quién se va a construir la vivienda o edificio. El ayuntamiento te podrá facilitar, además, si la promotora dispone de todas las licencias necesarias para operar.
- Haz acopio de TODA la información posible: planos, descripción de espacios, servicios proyectados, folletos publicitarios… Siempre te pueden servir para reclamar por publicidad engañosa si finalmente lo edificado no se corresponde a lo anunciado (¡y firmado!).
- Memoria de calidades: será tu Biblia y libro de referencia hasta que tengas las llaves en tu mano. Guarda registro detallado de todos los materiales y calidades que se van a emplear afuera, adentro y en cada rincón del edificio.
- Contrato de compra: precio final (con IVA), forma de pago y fecha de entrega deben estar meridianamente claros. Será tu principal herramienta de valor legal y tu garantía ante posibles retrasos en la entrega de la vivienda; o reclamación de devolución de cantidades ya pagadas si finalmente la obra no se va a poder terminar. ¿Cuál es su seguro o aval bancario que responda ante esas eventualidades? Si hay retrasos en la entrega, debes poder rescindir el contrato si lo decides (recuperando las cuotas pagadas más impuestos e intereses) u obtener una prórroga con la nueva fecha de entrega. No quedes con ninguna duda en este aspecto, y asesórate con quien sea necesario. Es primordial.
- Revisión exhaustiva de la vivienda antes de la entrega: que el ansia de tomar por fin las llaves y firmar no te puedan. Aguanta un poco y repasa a fondo cada palmo de tu nueva casa. Rescata la memoria de calidades y comprueba que todo concuerda. Que luego, si te he visto… no me acuerdo.